Aunque no hayas estudiado latín, en tu día a día empleas palabras que proceden de dicho idioma. No te das cuenta porque es algo que ya tienes interiorizado, pero sí, los latinismos forman parte de tu vocabulario. Uno de los tipos de traducción que más los utiliza es la traducción jurídica. Pero todo esto nos hace plantearnos la siguiente duda, ¿realmente se usan los latinismos jurídicos correctamente?
De facto
Seguro que muchas veces has querido decir que algo es “cuestión de hecho y no de derecho”. De facto es un latinismo que se usa precisamente para eso. Se utiliza en referencia a que algo es de hecho, pero que no se ajusta a una norma previa. También se utiliza en alusión a los gobiernos; cuando se dice que un gobierno es de facto cuando se ha establecido violando la constitución de un estado, algo que sucede con los golpes de estado, por ejemplo.
De iure
Aunque menos frecuente, también existe la expresión ‘de iure’. En este caso, la traducción es “de derecho”. Al contrario que ‘de facto’, de iure se usa para decir que algo tiene un respaldo jurídico, esto es, que se ha establecido sobre la base de un ordenamiento constitucional. Si usas esta locución con este sentido lo estarás haciendo correctamente.
In dubio pro… vs In dubio contra…
Otras locuciones latinas que se suelen utilizar erróneamente son ‘in dubio pro’ e ‘in dubio contra’. Se trata de las locuciones latiinas más empleadas. ¿Sabías que estas expresiones tienen variaciones? Seguramente te las hayas encontrado como in dubio pro reo (‘en caso de duda, a favor del acusado’), in dubio pro operario (‘ante la duda, a favor del trabajador’), in dubio pro cive (‘en caso de duda, a favor del ciudadano’), in dubio pro debitore (‘en caso de duda, a favor del deudor’), in dubio pro contribuyente (‘en caso de duda, a favor del contribuyente’) y así sucesivamente.
También es posible encontrar la expresión in dubio contra, como en in dubio contra fiscum (‘en caso de duda, contra el fisco’), in dubio contra proferentem (‘en caso de duda, contra el proponente’). En muchos casos, las diferencias entre locuciones son mínimas, pero conviene conocer bien el significado de una y de otra para evitar caer en errores. Y si, además, tienes una buena base de latín, mejor que mejor para emplearlas en el contexto adecuado.