Hay momentos del año en los que uno tiene más tiempo para disfrutar de un buen libro. Las vacaciones son uno de ellos. ¿Sabías que la mayoría de los libros que se leen en España provienen del extranjero? Sí. Y tú puedes acceder a ellos gracias a la traducción literaria.
Errores imperdonables en la traducción literaria
Sin embargo, a veces, lo que parecía un buen libro nos deja con un sabor un tanto amargo. Y eso se debe a que la editorial no ha recurrido a traductores profesionales y especializados en traducción literaria. Cuando esto no se hace, se corre el riesgo de que el destrozo sea descomunal. ¿Puede una mala traducción literaria destrozar un buen libro? Indudablemente sí. Te detallamos algunos errores en la traducción literaria que han hecho historia.
Hay que tener en cuenta que para poder traducir, es fundamental conocer junto con la lengua, la cultura que transmite, su entorno y su tiempo. Si no es así, se corre el riesgo de naturalizar el texto, es decir, adaptarlo a la cultura de llegada. Si se comete este error se traiciona en resonancias culturales fenómenos que son propios del origen.
Para realizar una correcta traducción de la obra, la acción de leer y descubrir el libro como lector es simultánea a la de traducirlo. A su término hay un tiempo de corrección que da la oportunidad de dar coherencia formal al conjunto, a cuestiones como escoger para la misma palabra con el mismo significado el mismo término en su traducción. Pero otras veces el libro precisa de una lectura previa para poder tener una visión de conjunto antes de elaborar su homónimo.
Traducciones literarias que han hecho historia entre los lectores
Existen libros en los que la traducción literaria ha dejado mucho que desear y que ha despertado las críticas de los lectores. Uno de ellos es ‘Memorias del subsuelo’, de Dostoyevski. La traducción que se ha realizado de dicho volumen ha hecho ininteligibles muchos de los pensamientos del autor.
Otra de las obras que ha recibido bastantes críticas por su traducción no literal ha sido ‘La soledad de Charles Dickens’ o la traducción al inglés de la trilogía de Stieg Larsson, calificada de “penosa”.
Sin duda, si no se recurre a traductores profesionales, se corre el riesgo de que una excelente obra literaria quede destrozada y no obtenga el éxito esperado en mercados internacionales.