Hay quien cree que solo necesitan traducción las páginas web, las películas o la carta de un restaurante. Sin embargo, el mundo de la traducción profesional es mucho más amplio que eso y requiere de otro tipo de traducciones, como la traducción jurídica.
De ese tipo de trabajos se ocupa el traductor jurídico, que es el que traduce, desde un idioma hacia otro, documentos de carácter legal, ya sean públicos (documentos oficiales emitidos por una Administración o un organismo público) o privados (redactados para regular un determinado negocio jurídico entre particulares o empresas).