¿Qué pensarías si te dijéramos que, sin él, el cine en español no sería lo que es? Sí, has leído bien, porque seguro que tú también has visto alguna de ellas (o incluso todas): Star Wars, Star Trek, Forrest Gump, Madagascar, La la land… Que esto haya sido posible, se lo debes a él.
Quizá por su nombre a pocos les suene quién es Quico Rovira-Beleta. Sin embargo, si a eso se añade que es la persona que se encuentra detrás de la traducción de películas como Star Wars, Madagascar, Los Vengadores, Forrest Gump, Fast and Furious o La Familia Adams, la cosa cambia. Tras más de 40 años dedicado al subtitulado y doblaje de las películas más taquilleras de la historia, lo tiene claro: para ser un buen traductor audiovisual, “tienes que hacer tuya la vida de los personajes”.
Así es el perfecto traductor audiovisual
Rovira-Beleta, que ha participado en Dándole a la lengua. Un podcast (no solo) de traducción, de Okodia, asegura que en el mundo de la traducción, aunque especialmente en el audiovisual, es fundamental “amar lo que haces. Si no te metes en lo que estás haciendo, es muy difícil que le pongas alma. Y si no le pones alma, la traducción nunca va a ser lo buena que podría ser”.
En ese sentido, indica que el profesional que se dedica a traducir debe “meterse en lo que está haciendo, sentirlo como tuyo porque es mucho más fácil que las cosas salgan tal y como las recibes tú como espectador. Para ti todas las películas son buenísimas y todas tienen algo, incluso aquellas que son previsibles”.
A su juicio, los traductores profesionales deben “confiar un poco más” en ellos mismos. “Los traductores nos queremos poco. Siempre estamos convencidos de que lo podríamos haber hecho mejor”, añade al tiempo que señala que, en una traducción, “hay que intentar entender por qué se llega a cada frase para poder reflejarla igual en la traducción. Es un trabajo de hacer tuya la vida de los personajes que tienes que traducir”.
Cómo ha cambiado la traducción audiovisual
Los tiempos cambian, y en la traducción audiovisual, esto no podía ser menos, aunque todo tiene sus ventajas e inconvenientes. En los 80, por ejemplo, era más fácil que las productoras de cine contactaran con un traductor para traducir los éxitos de taquilla. “Éramos cinco traductores en toda España, te caían las cosas aunque no quisieras, pero claro, la competencia entre los cinco era brutal”, cuenta Quico. “Ahora somos muchísimos, y aunque hay muchísimo trabajo también, hay mucha competencia y has de demostrar claramente que vales”, añade.
El traductor recuerda cómo al no existir antiguamente el vídeo, “tenías que ir al estudio a verte la película en 35 mm, al estilo antiguo… y toda la traducción se hacía a mano”, lo que sería un reto añadido para los traductores de hoy en día si esto también se hiciera en la actualidad. “Ahora puedes trabajar desde casa con más facilidad”, prosigue. Pero, he aquí la contraparte: “hoy en día, tenemos que ir traduciendo a medida que están rodando la película para que llegue a la fecha de estreno, y en mi época cuando te daban una película, pues a lo mejor llevaba dos años estrenada en EE.UU. y tenías mucho más tiempo para hacerla”, detalla.
Doblaje vs. subtitulación
Durante el programa, Rovira-Beleta también mencionó uno de los aspectos que más controversia causa en este oficio: las diferencias a la hora de trabajar la subtitulación y el doblaje. La subtitulación es a menudo vista con ojos críticos por parte del público. Asegura que “es muy típico oír: ‘¡qué mal están los subtítulos, no dicen lo mismo que en inglés!’”. Aunque detalla que “no hace falta decir las mismas palabras si la idea es la misma”, además de que “hay unas limitaciones de espacio enormes”, algo que muchos no saben. Por el contrario, “en doblaje es mucho más fácil explayarte. Te cargas lo más importante que es el idioma original… Pero es mucho más completa la película doblada porque lo dice todo”, añade.
Tras sus años de experiencia asegura que “el público en general solo ve las cosas buenas de la parte de subtítulo, y las cosas malas de la parte de doblaje. Una subtitulación es el 70% de la película, como máximo, porque si vas a ver una película coreana, por ejemplo, habrá un montón de cosas que en los subtítulos no caben y que te habrás perdido”, ejemplifica. Pero recalca, defendiendo al sector, que esto “no es culpa del subtitulador”, simplemente es que “no cabe”.
¡Hasta el infinito y más allá!
Además de ser el traductor de míticas películas del cine como Star Wars, también es el autor de muchas de las frases de películas que han pasado a la historia.
“Cuando llevas muchos años y has hecho pelis gordas, te acostumbras a encontrarte frases y fragmentos de películas tuyas fuera de la película”, dice con una sonrisa amistosa. Sus traducciones son el origen de frases más míticas del cine como: Hasta el infinito y más allá, Houston tenemos un problema, Sayonara, baby, Yo quiero marcha, marcha o Yo soy tu padre, entre otras.
Cabe recordar que Quico Rovira-Beleta iba para zoólogo. Sin embargo, llegó al mundo de la traducción audiovisual en los 80 cuando su padre y director de cine, Francesc Rovira-Beleta, le propuso hacer una prueba de traducción. “Como hablas idiomas…” hace alusión Quico a las palabras de su padre, añadiendo con una sonrisa que “en aquella época, era así”. Ya han pasado 40 años desde entonces y ya lleva más de 1.500 títulos sobre sus espaldas. Y los que le quedan.