Cuando recibimos una breve visita solemos decir que nos han hecho «la visita del médico», de la misma manera que calificamos como «letra de médico» las caligrafías poco claras. Pero ¿es solo la letra lo que nos cuesta comprender de los médicos? Las escasas nociones médicas del ciudadano común no pueden compararse ni de buen trozo con el conocimiento de los profesionales de la medicina, pero hay algo más que hace que la comunicación entre doctor y paciente no siempre fluya. Y es precisamente la presencia de palabras provenientes de otros idiomas. [Sharer] Para empezar, nos encontramos con todos aquellos nombres de dolencias y enfermedades que provienen del latín que, a causa del desconocimiento del idioma, pueden causar pavor con tan solo escucharlas. Por poner un ejemplo, si en la visita al podólogo te diagnostican hallux valgus puede que, de entrada, el nombre te asuste un poco y se te haga un nudo en la garaganta o te entre un sudor frío por la espalda. Sin embargo, la sensación de alivio que se siente al saber que se trata del juanete de toda la vida actúa como un poderoso relajante muscular. ¿Quién nos iba a decir qué el griego clásico es también uno de los idiomas raros más usados a diario en medicina? Y no porque en la próxima visita nuestro médico de cabecera nos vaya a hacer el diagnóstico –palabra proveniente del griego, sin ir más lejos- en modo Varoufakis, sino porque muchos términos médicos y de biología provienen de esta lengua, entre ellos están neuralgia, genética, ginecólogo, páncreas, neumonía, dermatólogo y terapia. ¿Te suenan? Lo mismo pasa con dolencias que reciben el nombre de quién las descubrió o describió por primera vez. En este sentido, nos preguntamos hasta qué punto es necesario decirle a un niño de diez años en la consulta del médico que tiene la enfermedad de Osgood-Schlatter, combinación de los apellidos de un traumtólogo estadounidense y de un cirujano suizo, cuando es mucho más efectivo decirle: «Tranquilo, guapo, es el típico dolor de rodillas del crecimiento. Tu padre también lo tuvo». No hay necesidad de ir sembrando el pánico entre los más pequeños. El caso es que, con un toque de humor, todos estos son ejemplos del poder indiscutible de la palabra. En la vertiente más alternativa de la medicina están cogiendo cada vez más protagonismo la medicina y las terapias tradicionales chinas y, con ellas, nos llegan multitud de palabras y nombres nuevos, como es el caso del Qi Gong. En unos años, nuestro idioma seguramente se habrá enriquecido mucho más con la influencia de esta lengua. Es una pena que no prestemos más atención a la riqueza del lenguaje, a la influencia de unos idiomas en otros, a la etimología de las palabras y, como no podía ser de otra manera, a la importancia de la traducción médica como medio para hacer llegar la información al mayor número de personas. Pero, en cualquier caso, de esto nos podemos encargar en Okodia y estaremos encantado de hacerlo. Y es que a los médicos no hay quien los entienda.